6 de septiembre de 2010

Mi formación integral y católica. I love you ISC

En la clase de Educación en la Fe del día de hoy hablamos sobre la homosexualidad. La mejor parte de la clase fue un texto sumamente estúpido interesante que aparece en un libro del medioevo editado por las propias SJS, la congregación que lidera éste y muchos otros colegios en América del Norte, Central y del Sur.

No había leído un texto tan asqueroso como este desde que entré por última vez a catholic.net.  No sabía que cargaba semejante atrocidad en la espalda. Pero sobran las palabras. He aquí la transcripción:



Psicología moderna y alteridad sexual

El Papa Juan Pablo II, en respuesta al Parlamento Europeo, que equiparaba la unión homosexual al matrimonio natural, ha dicho: "La iglesia rechaza la discriminación de los homosexuales, pero considera moralmente inadmisible la aprobación jurídica de la práctica homosexual. Ser comprensivo con quien peca no equivale a aprobar el pecado. Cristo perdonó a la adúltera, pero le dijo que no pecara más" (Revista Familia Cristiana, 4 de abril de 1994, p.28).

El doctor Juan Antonio Vallejo-Nájera afirma que "la educación en la castidad es sanísima y ayuda mucho a superar los problemas en la edad juvenil. En cambio, la presunta libertad sexual que se predica ahora ésa sí que llena de pacientes la consulta del psiquiatra. No digamos, la moda de decir que la homosexualidad es una alternativa tan válida como cualquier otra 'mentira'. El ser homosexual es complicadísimo. Deben merecer toda nuestra comprensión y cariño, pero para intentar curarlos, no para animarlos a serlo (Juan Antonio Vallejo-Nájera: La puerta de la esperanza, III. Planeta. Barcelona).

En 1983, el Vaticano publicó un documento sobre la educación sexual (Orientaciones educativas sobre el amor humano) donde dice: "No hay ninguna justificación moral a los actos homosexuales" (Diario YA, 2 de noviembre de 1983).

"Se dice que la inversión sexual es constitucional, de carácter congénito o biológico. Otros buscan las causas en factores de orden psíquico, como la falsa educación, ambiente, experiencias que se remontan a la infancia, etcétera. Para otros, los factores de la homosexualidad son innatos y ambientales juntamente". (Manuel Viera: Vida Sexual y Psicología moderna).

Algunos terminan en homosexuales como consecuencia del alcoholismo y las drogas. Por supuesto que la homosexualidad no tiene la misma importancia en la edad adulta que en la infantil. Entre niños puede ser casi un juego, que logra no significar desviación enfermiza. Aunque sí llega a perjudicar a su psicología.

Para que un homosexual cambie, lo primero que es indispensable es que quiera cambiar; después, que quiera someterse a un tratamiento psicoterápico: "Sólo la psicoterapia le podrá ayudar" (Marc Oraison: El problema homosexual).

El profesor Van den Aardweg, licenciado en psicología en Amsterdam y notorio especialista a nivel internacional en terapia de la homosexualidad, describe numerosos casos de curación, confirmados por psicólogos como Paul C. Vitz, de la Universidad de Nueva York, y otros de todo el mundo. Noel B. Mosen, en una carta publicada por la revista New Zealand, de junio de 1994, escribe: Fui homosexual activo durante 21 años hasta que me hice cristiano y me convencí de la necesidad de cambiar. Con la ayuda y la fuerza de Dios, lo conseguí. Ahora llevo seis años felizmente casado y no experimento ninguno de los deseos y tentaciones homosexuales que antes dominaban mi vida".

Conocidos expertos en sexología, sin vinculación religiosa, como D.J. West, M. Nicholson y L.J. Hatterer han descrito muchos casos de homosexuales que se convierten en heterosexuales"(sic) (Suplemento del boletín AICA, num. 2116, 9 de julio de 1997).

"Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún caso". Son contrarios a la ley natural (Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe: Declaración sobre cuestiones de ética sexual, [y otras referencias que no citaré]).

La homosexualidad se condena en la Biblia en varios pasajes. (Levítico, 18, 22; 20, 13; San Pablo: Carta a los Romanos, 1, 24-27; Primera a los Corintios, 6, 9ss; Primera Carta a Timoteo, 1, 9ss).

La razón del aparato genital es la generación. El ejercicio del sexo en un homosexual no tiene nada que ver con la generación. Puede una persona, por una circunstancia casual y transitoria, haber practicado la homosexualidad, lo cual, aunque es inmoral, no la constituye en homosexual.

Lo que caracteriza al homosexual no es haber tenido más o menos contactos homosexuales, sino la tendencia hacia las personas del mismo sexo y la consiguiente repugnancia hacia la relación heterosexual.

"Una táctica asumida por los movimientos homosexuales o 'gay' es la de culpar de discriminación contra ellos a cuantos resisten a sus campañas pretendiendo 'sexo libre' e igualdad absoluta para aspirar a cualquier cargo o función en la sociedad." Para tratar de superar la poca vergüenza que les queda, algunos llegan a hablar del 'orgullo gay' para ahuyentar en los no adictos, el pudor que los aleja instintivamente de ese camino.

Lo anterior no viola los derechos humanos, ni es discriminación injusta: no queremos que sean maestros de nuestros hijos quienes pretenden que es normal la la práctica de la homosexualidad o la drogadicción o el robo. Esta actitud es tachada de antievangélica y opuesta a la misericordia de Jesús; pero quienes lo dicen, olvidan que el señor perdonaba a los pecadores arrepentidos, mientras que de los que escandalizaban a los niños dijo: "Sería preferible que les ataran el cuello a una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar" (Rodolfo L. Nolasco, Suplemento del boletín AICA, num. 2116, 9 de julio de 1997).

No está justificado el maltrato a los homosexuales, como lo ha declarado también la Iglesia en varias oportunidades. Pero lo anterior no implica que la sociedad, en particular los padres de familia, no tengan derecho a impedir el proselitismo que fácilmente pueden desarrollar los homosexuales militantes si se les permite ocupar cátedras con alumnos niños y adolescentes.

La criminalidad de la corrupción de menores es bastante extensa como para ignorarla, ya que está comprobado que suele ser el camino de iniciación en las prácticas homosexuales, de las que luego no resulta fácil librarse. (Algunas consideraciones acerca de la respuesta a ciertas propuestas de la ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales. L'Osservatore Romano, 31de julio de 1992, p. 7, num. 14).

El P. José María Díaz Moreno, S.J., profesor de Derecho Matrimonial en la Facultad de Derecho (ICADE) de la Universidad de Comillas de Madrid, en un artículo sobre este tema, resume así su pensamiento:

a) Los católicos tenemos derecho y deber de defender la institución matrimonial como única válida.
b) Hay obligación moral grave de oponerse a la posibilidad de que la pareja homosexual o lesbiana pueda adoptar niños, por el daño que éstos recibirían.
c) Hay que distinguir entre lo ilícito legal y lo ilícito moral. Las leyes civiles no cambian la valoración moral.
d) A los familiares que hayan optado por una "unión de hecho" se les debe ayudar, con cariño, a que reestructuren su vida en conformidad con las leyes de Dios y de la Iglesia.
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Sierra Barba, Rosa María et al. Juventud con Cristo 3; Bachillerato quinto y sexto semestres, Serie Luz y Vida, SJS. 2009, pp. 29-32.


Es lastimero leer cómo se acusa a los homosexuales de pederastas, y se les relaciona cínicamente con el robo,  el alcoholismo y la drogadicción. Incluso se les iguala a una secta satánica que sólo trata de atraer a los jóvenes cuando, en realidad, son los jóvenes quienes recurren a otros en busca de la comprensión que esta podredumbre de sociedad católica nunca ha conocido.

La homofobia es una de las cosas que más detesto. Saque cada quien sus conclusiones.

1 comentario:

Heriberto VV dijo...

Dios. De dónde sacas tanta información? Admirable.

En cuanto al escrito, no tengo nada que decir, cada persona tiene sus comentarios. Pusiste más de lo que opina un sector, que de lo que opina el otro.

Me llamó la atención eso que dice "Hay que distinguir entre lo ilícito legal y lo ilícito moral".
Ya lo dice la biblia:
"Todo me es lícito, más no todo me conviene".

Lo lícito es, en mi representación, aquello que te hace sentir bien.