26 de septiembre de 2010

Anarquía

  • No puedo salir de casa sin esconder algunas pertenencias, porque ya han robado a los vecinos de un lado, del otro y de enfrente.
  • No puedo atender llamadas de números que no estén almacenados en mi directorio telefónico porque puede ser un manipulador. 
  • No puedo confiar en lo que escucho ni en lo que veo.
  • No puedo andar en ningún lado con tranquilidad.
  • No puedo detenerme a platicar trivialmente con quien sea.
  • No puedo escuchar el timbre de casa sin antes fijarme por las rendijas de las persianas de quién se trata.
  • No puedo salir a atender a desconocidos.
  • No puedo quedarme tranquilo al salir de la ciudad.
  • No puedo confiar en los vecinos.
  • No puedo siquiera tener tranquilidad mientras viajo a Guadalajara porque ahora asaltan a los particulares.
  • No puedo andar afuera hasta tarde.
  • No puedo dejar el carro en cualquier estacionamiento.
  • No puedo dejar de temer que los datos que proporciono en cualquier situación podrían ser mal usados.
  • No puedo evitar que se me amargue el estómago ante cualquier sospecha de amenaza.
  • No puedo pasar un día sin ver a una persona alcoholizada o drogada.
  • No puedo tener clases decentes en mi escuela. Sí, aunque sea de paga, apesta.
  • No puedo dejar de pensar que cualquier llamada van a ser malas noticias.
  • No puedo confiar en la policía municipal.
  • No puedo andar en carro por las calles porque están en pésimas condiciones.
  • No puedo cruzar las calles en vueltas contínuas porque los conductores no respetan a los peatones.
  • No puedo encontrar estacionamiento, y si lo encuentro es porque el parquímetro no sirve.
¿Y quién atiende este negocio?

8 de septiembre de 2010

En realidad pienso que "Mary" es una entrada-basura. Lo siento mucho. No he podido hacer algo bien.

7 de septiembre de 2010

Mary

Camino distraído, respirando la nostalgia que emana mi pecho. Si; el débil latido de mi corazón agonizante lo puedo sentir en las venas de mis muñecas. ¿Las ganas de vivir? No lo sé; escucho hablar a Dios y veo matar a los hombres, y no puedo pretender saberlo todo. Y me siento morir en ignorancia, siento la oscuridad aplastarme por detrás del sol y del amor,  por eso agonizo. Agonizo, lentamente, desde el mismo día en que comprendo todo, y comprendo nada. Siempre es cuestión de tiempo y de lágrimas; de amigos asesinados que se llevan un poco de mí.

          Recuerdo tenuemente haberla conocido. Sin embargo, no existe un momento en el que se le 'conozca' por primera vez. No; su alma compenetra al instante a través de sus ojos y se vuelve una obsesión maravillosa sin principio, una cotidianidad que nunca llega a ser común. Recuerdo, recuerdo, descompongo mi vida hacia atrás, dejo un pequeño rastro incoloro en el aire que nadie puede ver; son lágrimas que nunca emanan de los ojos. Pero ella está allí en todo momento, en cada pieza fragmentada de mi alma. Nostalgia de nuevo, ¿en verdad existes? Agonía. Desdicha.

          Necesito verte. Necesito saber que existes. Necesito sentir tu fragilidad, porque te conocí frágil y quebradiza como las hojas del otoño. Nostalgia, la única constante y la única posibilidad cuando no eres una certeza. Temo que seas una de mis enfermizas creaciones, que son los hombros sobre los que lloro. Temo vivir en realidades artificiales, ¿en verdad existes?

          Camino distraído, pero te veo. Te miro. Y se que tú me miras también.
          
          –Te miro –susurro sobre tu espalda y tu cabellera perfumada–. 
          
          –Te miro –respondes sin voltear.

          –Ven conmigo, déjame llevarte –tomo tu brazo y paso otro detrás de tu espalda. Te levantas lentamente–. ¿Sabes dónde estamos? Yo tampoco lo sé. Pero somos, y estamos. Mi alma siempre ha buscado la tuya, sé que lo sabes. Déjame guiarte –caminas torpemente aferrada de mi brazo, pues no hay nada más que sea real–. Déjame guiarte, por favor. Entrégame tu fragilidad. 

          Abres tus ojos e intentas mirarme, y entonces recordamos que el mundo es injusto. Quiero ir al océano y encontrar las perlas más bellas del mundo para adornar con ellas tu rostro, pero sólo logro tomar tu mano y pasarla sobre cortezas de árboles antiguos y flores hermosas y delicadas. Lloramos. Limpio tus ojos con los pulgares. No llores, que yo puedo llorar por los dos. No hay razón para estar triste, quiero que tomes mis ojos. No llores. Toma mis ojos y se hermosa. 



Crisis

Si bien, no puedo presumir de ser un escritor prolífico, los últimos meses no he tocado la pluma. Tal vez se deba a distracciones externas, o a que hay temas de los que deseo escribir pero sólo es posible escribirlos en verso (de otra manera sería sacrílego), y el problema es que no soy buen poeta. ¿Acaso soy un buen 'algo'?

Mi mente ha estado trabajando en forma de torbellino. Es difícil ordenar las ideas. Quiero escribir todo y nada. Quiero escribir...

6 de septiembre de 2010

Mi formación integral y católica. I love you ISC

En la clase de Educación en la Fe del día de hoy hablamos sobre la homosexualidad. La mejor parte de la clase fue un texto sumamente estúpido interesante que aparece en un libro del medioevo editado por las propias SJS, la congregación que lidera éste y muchos otros colegios en América del Norte, Central y del Sur.

No había leído un texto tan asqueroso como este desde que entré por última vez a catholic.net.  No sabía que cargaba semejante atrocidad en la espalda. Pero sobran las palabras. He aquí la transcripción:



Psicología moderna y alteridad sexual

El Papa Juan Pablo II, en respuesta al Parlamento Europeo, que equiparaba la unión homosexual al matrimonio natural, ha dicho: "La iglesia rechaza la discriminación de los homosexuales, pero considera moralmente inadmisible la aprobación jurídica de la práctica homosexual. Ser comprensivo con quien peca no equivale a aprobar el pecado. Cristo perdonó a la adúltera, pero le dijo que no pecara más" (Revista Familia Cristiana, 4 de abril de 1994, p.28).

El doctor Juan Antonio Vallejo-Nájera afirma que "la educación en la castidad es sanísima y ayuda mucho a superar los problemas en la edad juvenil. En cambio, la presunta libertad sexual que se predica ahora ésa sí que llena de pacientes la consulta del psiquiatra. No digamos, la moda de decir que la homosexualidad es una alternativa tan válida como cualquier otra 'mentira'. El ser homosexual es complicadísimo. Deben merecer toda nuestra comprensión y cariño, pero para intentar curarlos, no para animarlos a serlo (Juan Antonio Vallejo-Nájera: La puerta de la esperanza, III. Planeta. Barcelona).

En 1983, el Vaticano publicó un documento sobre la educación sexual (Orientaciones educativas sobre el amor humano) donde dice: "No hay ninguna justificación moral a los actos homosexuales" (Diario YA, 2 de noviembre de 1983).

"Se dice que la inversión sexual es constitucional, de carácter congénito o biológico. Otros buscan las causas en factores de orden psíquico, como la falsa educación, ambiente, experiencias que se remontan a la infancia, etcétera. Para otros, los factores de la homosexualidad son innatos y ambientales juntamente". (Manuel Viera: Vida Sexual y Psicología moderna).

Algunos terminan en homosexuales como consecuencia del alcoholismo y las drogas. Por supuesto que la homosexualidad no tiene la misma importancia en la edad adulta que en la infantil. Entre niños puede ser casi un juego, que logra no significar desviación enfermiza. Aunque sí llega a perjudicar a su psicología.

Para que un homosexual cambie, lo primero que es indispensable es que quiera cambiar; después, que quiera someterse a un tratamiento psicoterápico: "Sólo la psicoterapia le podrá ayudar" (Marc Oraison: El problema homosexual).

El profesor Van den Aardweg, licenciado en psicología en Amsterdam y notorio especialista a nivel internacional en terapia de la homosexualidad, describe numerosos casos de curación, confirmados por psicólogos como Paul C. Vitz, de la Universidad de Nueva York, y otros de todo el mundo. Noel B. Mosen, en una carta publicada por la revista New Zealand, de junio de 1994, escribe: Fui homosexual activo durante 21 años hasta que me hice cristiano y me convencí de la necesidad de cambiar. Con la ayuda y la fuerza de Dios, lo conseguí. Ahora llevo seis años felizmente casado y no experimento ninguno de los deseos y tentaciones homosexuales que antes dominaban mi vida".

Conocidos expertos en sexología, sin vinculación religiosa, como D.J. West, M. Nicholson y L.J. Hatterer han descrito muchos casos de homosexuales que se convierten en heterosexuales"(sic) (Suplemento del boletín AICA, num. 2116, 9 de julio de 1997).

"Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún caso". Son contrarios a la ley natural (Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe: Declaración sobre cuestiones de ética sexual, [y otras referencias que no citaré]).

La homosexualidad se condena en la Biblia en varios pasajes. (Levítico, 18, 22; 20, 13; San Pablo: Carta a los Romanos, 1, 24-27; Primera a los Corintios, 6, 9ss; Primera Carta a Timoteo, 1, 9ss).

La razón del aparato genital es la generación. El ejercicio del sexo en un homosexual no tiene nada que ver con la generación. Puede una persona, por una circunstancia casual y transitoria, haber practicado la homosexualidad, lo cual, aunque es inmoral, no la constituye en homosexual.

Lo que caracteriza al homosexual no es haber tenido más o menos contactos homosexuales, sino la tendencia hacia las personas del mismo sexo y la consiguiente repugnancia hacia la relación heterosexual.

"Una táctica asumida por los movimientos homosexuales o 'gay' es la de culpar de discriminación contra ellos a cuantos resisten a sus campañas pretendiendo 'sexo libre' e igualdad absoluta para aspirar a cualquier cargo o función en la sociedad." Para tratar de superar la poca vergüenza que les queda, algunos llegan a hablar del 'orgullo gay' para ahuyentar en los no adictos, el pudor que los aleja instintivamente de ese camino.

Lo anterior no viola los derechos humanos, ni es discriminación injusta: no queremos que sean maestros de nuestros hijos quienes pretenden que es normal la la práctica de la homosexualidad o la drogadicción o el robo. Esta actitud es tachada de antievangélica y opuesta a la misericordia de Jesús; pero quienes lo dicen, olvidan que el señor perdonaba a los pecadores arrepentidos, mientras que de los que escandalizaban a los niños dijo: "Sería preferible que les ataran el cuello a una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar" (Rodolfo L. Nolasco, Suplemento del boletín AICA, num. 2116, 9 de julio de 1997).

No está justificado el maltrato a los homosexuales, como lo ha declarado también la Iglesia en varias oportunidades. Pero lo anterior no implica que la sociedad, en particular los padres de familia, no tengan derecho a impedir el proselitismo que fácilmente pueden desarrollar los homosexuales militantes si se les permite ocupar cátedras con alumnos niños y adolescentes.

La criminalidad de la corrupción de menores es bastante extensa como para ignorarla, ya que está comprobado que suele ser el camino de iniciación en las prácticas homosexuales, de las que luego no resulta fácil librarse. (Algunas consideraciones acerca de la respuesta a ciertas propuestas de la ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales. L'Osservatore Romano, 31de julio de 1992, p. 7, num. 14).

El P. José María Díaz Moreno, S.J., profesor de Derecho Matrimonial en la Facultad de Derecho (ICADE) de la Universidad de Comillas de Madrid, en un artículo sobre este tema, resume así su pensamiento:

a) Los católicos tenemos derecho y deber de defender la institución matrimonial como única válida.
b) Hay obligación moral grave de oponerse a la posibilidad de que la pareja homosexual o lesbiana pueda adoptar niños, por el daño que éstos recibirían.
c) Hay que distinguir entre lo ilícito legal y lo ilícito moral. Las leyes civiles no cambian la valoración moral.
d) A los familiares que hayan optado por una "unión de hecho" se les debe ayudar, con cariño, a que reestructuren su vida en conformidad con las leyes de Dios y de la Iglesia.
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Sierra Barba, Rosa María et al. Juventud con Cristo 3; Bachillerato quinto y sexto semestres, Serie Luz y Vida, SJS. 2009, pp. 29-32.


Es lastimero leer cómo se acusa a los homosexuales de pederastas, y se les relaciona cínicamente con el robo,  el alcoholismo y la drogadicción. Incluso se les iguala a una secta satánica que sólo trata de atraer a los jóvenes cuando, en realidad, son los jóvenes quienes recurren a otros en busca de la comprensión que esta podredumbre de sociedad católica nunca ha conocido.

La homofobia es una de las cosas que más detesto. Saque cada quien sus conclusiones.